Garteh Bale e Isco Alarcón fueron una de las grandes noticias del partido que enfrentó a Levante y Real Madrid en el Ciudad de Valencia. El galés volvió a hacer un gol con la camiseta blanca 578 días después, pero lo más importante es que se le volvió a ver integrado dentro del terreno de juego. Ayudo en defensa, especialmente en la primera parte, y sumó en ataque, hasta que Carlo Ancelotti decidió retirarle del terreno de juego cuando se alcanzaba la hora de partido por Rodrygo Goes.
Haciendo un símil con el golf, su gran pasión fuera de un campo de fútbol, se puede decir que Bale está saliendo del hoyo. Gareth ha recuperado la sonrisa, toda la falta de entendimiento que tenía con Zidane la ha recuperado con Ancelotti y todo hace indicar que puede ser un jugador importante en la que, salvo giro radical de los acontecimientos, sea su última temporada como jugador blanco.
Bale ha sido titular en los dos primeros partidos oficiales que ha jugado con el Real Madrid en la presente temporada, algo que no hacía de forma consecutiva en la entidad madridista desde febrero de 2020, cuando partió de inicio frente a Osasuna y Celta. En esta ocasión, ha sido ante Alavés y Levante, dejando buenas sensaciones y su primer gol en estos encuentros. El galés se está ganando el ser un fijo en ataque junto a Benzema, algo que no puede decir un Hazard que no termina de brillar.
Ancelotti tuvo claro desde el primer día que quería contar con Bale. El italiano sabe perfectamente todo lo que le puede aportar un jugador de su nivel a la plantilla si está motivado, por ello le hizo saber al club que por su parte no había el más mínimo problema en que continuase vistiendo de blanco.
Por otro lado, Bale ha reconocido públicamente que mantiene una gran relación con Ancelotti. “Sólo puedo decir que tengo una gran relación con él. Es un gran técnico y hará grandes cosas en el Madrid”, aseguró el galés, que está volviendo a disfrutar vestido de blanco.
Una vieja y exitosa relación
Ambos llegaron de la mano al Santiago Bernabéu en el verano de 2013 y el de Cardiff fue clave para lograr el doblete de Champions y Copa ese primer año. En la segunda temporada, aunque no se consiguieron los objetivos, su papel fue más que notable haciendo 17 goles y repartiendo 12 asistencias en los 48 partidos que disputó.
Por este motivo, Ancelotti siempre ha contado con un Bale que desde que finalizó la pasada temporada tuvo claro que iba a cumplir el último año de contrato que le queda en el Real Madrid. Ambos están felices juntos y de ello se beneficia un club que ha recuperado un jugador para la causa.
Al ritmo del malagueño
La otra gran nota positiva del partido fue el encuentro del Isco Alarcón. El malagueño hizo una primera parte simplemente perfecta, donde dominó el partido a sus anchas. Los mejores minutos de los blancos sobre el césped del Ciudad de Valencia coincidieron con el rendimiento superlativo de un jugador que volvió a demostrar su mejor nivel. Y es que, cuando se siente con confianza suele crecer.
Isco fue la gran apuesta de Ancelotti en el partido, ya que el italiano decidió que fuera él el encargado de suplir la ausencia de Modric, y no defraudó. Su primera mitad fue de sobresaliente. Imparable durante algunos tramos para los futbolistas del Levante. Una exhibición que se resume en un 97,2% de precisión en el pase, el 82% de los duelos ganados, 53 toques, dos tiros, tres faltas recibidas y tres recuperaciones. En el segundo tiempo, con el bajón del equipo, su luz se fue apagando hasta que fue retirado del terreno de juego cuando se cumplía la hora del partido.